La conquista (711-722): A partir de la derrota de Guadalete, Tarik, y Muza, gobernador de Ifriqiya, recorrieron la Península y conquistaron sin esfuerzo las grandes ciudades: Écija, Jaén, Sevilla, Mérida y Toledo (713), Zaragoza (714) y la zona de Cataluña (716-719). La conquista no ofreció grandes hechos bélicos: las ciudades hispanogodas ofrecieron poca resistencia, firmando pactos y capitulaciones, y así la España conquistada, bajo el nombre de Al-Andalus, pasó a ser provincia del Imperio musulmán.
Emirato dependiente de Damasco (711-755): Al-Andalus se hallaba sometida al califa de Damasco, aunque sus gobernadores dependían de Ifriqiya (Túnez). La capital estuvo en un primer momento en Sevilla pero pronto se trasladó a Córdoba. Durante este periodo fueron frecuentes las luchas entre los propios musulmanes, de diferentes etnias.
En el año 756 el príncipe omeya Abd Al-Rahman, único superviviente de la masacre de toda su familia por parte de los Abbasíes de Damasco, llegó a Al-Andalus, derrotó al emir Yusuf, representante del poder de Damasco, y se hizo proclamar emir con el nombre de Abd al-Rahman I. En el año 773 rompió sus relaciones con los Abbasíes y se proclamó emir independiente.
A pesar de sus intentos de unificación, éstos fracasaron y tanto él como sus descendientes tuvieron que luchar no sólo contra los cristianos de Norte sino también en su propio territorio, contra mozárabes y muladíes, como en el caso de la rebelión de Omar Ibn Hafsun en la Serranía de Ronda, a finales del siglo IX, que fue duramente reprimida por Al-Hakam I.
Estas luchas internas parecía debilitar el poder musulmán en Al-Andalus cuando llegó al poder Abd al-Rahman III (912-961).
Califato de Córdoba (912-1031): Abd. Al-Rahman III consiguió devolver la unidad al reino. Terminó con las revueltas internas y consiguió importantes triunfos frente a los cristianos del Norte. Bajo su gobierno, la España musulmana alcanzó su máximo esplendor. En el 929 rompió sus lazos religiosos con Oriente y se proclamó califa 'Amir al-muminin' (jefe de los creyentes). Instaló su gobierno en su nueva ciudad, Medina-Azahara, palacio de gran belleza por sus lujosas estancias, sus jardines y sus fuentes.
Sus sucesores mantuvieron la unidad territorial y política de Al-Andalus. Bajo el gobierno de Hisam II destacó la personalidad de su visir, un noble cordobés, Abu Amir Muhammad, conocido por «Almanzor» (el victorioso por Alá). Realizó múltiples campañas victoriosas contra los cristianos, conquistando ciudades como Zamora, León, Barcelona y Santiago de Compostela (997). En esta última ciudad se apoderó de las campanas de la Catedral y las hizo trasladar a Córdoba a hombros de prisioneros cristianos. A su muerte (1002), las luchas volvieron a apoderarse de Al-Andalus, lo que supuso el final del Califato.
Durante esta época, Al-Andalus vivió su época de mayor esplendor en arte, arquitectura, ciencia, medicina, literatura. Córdoba era una de las ciudades más grandes e importantes del Occidente.
Los reinos de taifas (1031-1492): El Califato se mantuvo oficialmente hasta 1031. Hisam III fue el último califa nominal, pero sin poder. A su muerte, Al-Andalus se dividió en treinta reinos: los reinos de Taifas. Entre ellos destacan los de Valencia, Murcia, Toledo, Sevilla, Granada, Badajoz y Zaragoza. Esta disgregación del poder animó a los reinos cristianos en su avance hacia el Sur, conquistando Toledo en 1085, obligando a los reyes taifas a pagar parias y poniendo la frontera entre ambos reinos en la línea del Tajo.
Ante esto, los reinos taifas llamaron en su apoyo a otros pueblos musulmanes del Norte de África. En primer lugar a los almorávides «consagrados de Dios», de origen bereber (1086-1140) y más tarde a los almohades «unificadores» (1140-1214). Ambos, almorávides y almohades, defensores estrictos del Islam, persiguieron ferozmente a los mozárabes, obligándolos a huir hacia los reinos cristianos, en especial hacia Toledo.
Tras la derrota de las Navas de Tolosa (1212) y las sublevaciones del norte de África, el imperio almohade desapareció definitivamente en 1224.
Los reinos de taifas fueron desapareciendo progresivamente ante la expansión cristiana. En la segunda mitad del siglo XIII sólo quedaba ya el reino nazarí de Granada, que se mantuvo durante doscientos cincuenta años, hasta su conquista definitiva por los Reyes Católicos (1492).
Lillo, Elena Toro. "La Invasión árabe. Los árabes Y El Elemento árabe En Español - Biblioteca Virtual Miguel De Cervantes." Biblioteca Virtual Miguel De Cervantes. Biblioteca Virtual Miguel De Cervantes. Web. 25 Oct. 2010. <http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01350531966682286190680/p0000001.htm>.